A medida que se va adquiriendo práctica en el manejo de sellos, resultará fácil identificar su origen, aunque se desconozca el idioma de las leyendas. En efecto, existen muchos países que imprimen carácter propio a su producción filatélica mediante diseños u otras peculiaridades comunes a sus emisiones. Así, por ejemplo, Gran Bretaña nunca ha hecho constar el nombre del país en sus sellos.
/*/*Hasta los años sesenta del presente siglo, en la mayoría de los casos, ha seguido la norma de consignar el valor, la leyenda 'Postage' o 'Postage Revenue' y el busto del soberano reinante. Posteriormente suprimió la leyenda y en la mayoría de los ejemplares el busto del monarca fue reducido a una silueta y desplazado del lugar preferente. Por lo demás, ha servido de pauta a algunas ex colonias británicas, si bien en estos casos se indica el nombre de las mismas.
Muchos países son difíciles de identificar a causa del idioma empleado en las leyendas de sus sellos. Entre dichos países pueden citarse Alemania («Deutsche Bundespost», esto es, Correo federal alemán), Austria (Osterreich) y aquellos que utilizan sistemas de escritura diferente a la latina (griega, cirílica, árabe, china, japonesa y otras propias de los diversos Estados de Asia), si bien es frecuente que el nombre del país figure también en caracteres latinos.
Las ideologías políticas o las creencias religiosas pueden reflejarse en los diseños, y se hacen aún más explícitas cuando se incluyen consignas, monumentos, personajes o determinados símbolos: la estrella roja de cinco puntas y la hoz y el martillo son propios del mundo comunista; la media luna, del musulmán; el gorro frigio o un busto femenino alegórico, de algunas repúblicas inspiradas en los principios de la Revolución francesa, etc. En cualquier caso, la mayoría de las dificultades de identificación quedan resueltas consultando los catálogos, que contienen datos suficientes para determinar el origen y características de cualquier sello.